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definición de algunas palabras es difícil, pues están sujetas a la subjetividad
de quien las define o de quien las interpreta. Esto ha traído graves problemas
a lo largo de la historia humana, y por más que el hombre ha avanzado en su
evolución, hay ciertos aspectos que aún siguen anclados en una especie de
arcaísmo primitivo, uno de ellos es el lenguaje, y no quiero decir con esto que
el lenguaje humano sea primitivo, para nada, sería una injusticia de mi parte
clasificar a las lenguas humanas como primitivas, no es mi intención calumniar
o denigrar al lenguaje que el hombre emplea para expresarse, ni rebajarlo al
nivel de los animales, y no es que el hombre no sea un animal, no, eso no es lo
que yo quiero decir, pero de entre todos los animales él tiene una
característica que lo diferencia, así que su lengua también se diferencia del
resto, pero mi intención original es hacer notar que el lenguaje humano aún
conserva ciertas características primitivas que dificultan la comunicación en
algunos aspectos, como el significado relativo de las palabras, no todas, pero
si hay un número determinado de ellas, en el que el significado dependerá tanto
de la persona que la dice, como de la persona que la escucha. Esto por supuesto
está demás decir que no ocurre en el lenguaje usado por nosotros, nuestra
lengua es perfecta, absoluta, sin riesgo de interpretaciones equívocas o mal
intencionadas. Nosotros no poseemos esas imperfecciones que produce la
ambigüedad de la cual los humanos hacen exhibición a cada momento. Para
nosotros las cosas simplemente son o no son, no existen puntos intermedios.
Como podrán haber notado hasta el momento yo no soy humano, no pertenezco a esa
raza inferior, yo provengo de una raza superior, de seres celestiales que están
más allá del tiempo y del espacio, creados al principio como entes perfectos e
incorruptibles, la máxima obra de la creación, los hijos perfectos de nuestro
padre, o por lo menos eso creíamos.
Pero sucedió algo que en su momento no supe cómo
llamarlo, de hecho una parte de nosotros no lo supo hasta mucho tiempo después,
y la gran mayoría sigue ignorando el nombre de ese acontecimiento que marcaría
un antes y un después en toda la creación. Yo estuve ahí, cuando un rumor se
esparcía como polvo en el viento, era imposible creer lo que mis hermanos
decían, la simple idea era una abominación en sí misma, no podía ser cierto,
sólo imaginarlo era inconcebible, impensable. Pero por otro lado la mentira era
algo ajeno a nuestro entendimiento y naturaleza, un concepto extraño que ninguno
de nosotros conocía, o por lo menos eso creíamos en aquel entonces. Mentira era
una palabra que sólo nuestro padre se atrevía a pronunciar, aunque la palabra
atrevimiento no puede aplicarse a él, puesto que él es todopoderoso, para él no
existen retos, él no conoce el miedo, y de nuevo caigo en otra contradicción,
ya que para él no existe nada oculto, él lo sabe todo y está en todas partes al
mismo tiempo. Veo que es difícil hablar de mi padre a la ligera, lo que me
obliga a hacer un capítulo aparte para explicar su naturaleza, y así los que
oigan mi relato me puedan entender. Pero me estoy desviando del tema principal,
que no es otro que aquel rumor que mencioné antes, y que para bien y mal mío y
de mis hermanos se transformó en verdad, aunque las palabras bien o mal según
mi experiencia, y créanme que tengo mucha, son ambiguas y pueden interpretarse
según la percepción del que juzgue. Y es por eso que hablaba de la imperfección
del lenguaje, la cual no es otra que la ambigüedad de las palabras según la persona
que la interprete. Pero para no dilatar más el asunto, me propongo a relatar la
cadena de acontecimientos que terminaría por desatar la guerra en el cielo.
Al principio todo era oscuro y sin forma, un
vacío carente de vida, así comienza la historia que todos conocen, y la verdad
es que nadie sabe como era el principio porque nadie estaba ahí para verlo, ni
siquiera nosotros los ángeles, seres de luz y perfección, habitantes de una
dimensión superior a este plano material y decadente, en el que me encuentro
ahora por seguir a alguien que decía tener la verdad, alguien que se
consideraba el ser más perfecto y hermoso de la creación. Y en verdad que era hermoso, lo sigue siendo,
pero como descubriría más adelante y para mi pesar y el de mis hermanos, la
palabra perfección no podría aplicarse a él. Todo comenzó con un rumor, y para
que comprendan la agitación que aquellas palabras causaban en nosotros es
preciso que les hable un poco acerca de nuestra historia, no pretendo con esto
dar un registro cronológico y detallado de los asuntos celestiales, nada más
alejado de mis verdaderas intenciones, sin embargo considero que es necesario
entrar en ciertos detalles para aclarar de una vez y para siempre ciertas
cuestiones que, se han venido hablando de nosotros durante unos cuantos miles
de años, y que no son del todo ciertas, debo aclarar en este instante que las
palabras días, meses, años, tienen para mi poco significado, puesto que
nosotros tenemos una manera muy diferente de percibir el tiempo, pero ese es un
asunto en el cual no pretendo ahondar, ya que considero es irrelevante para
ustedes. Lo que realmente importa es la situación en la cual se desarrollaron
los hechos por los cuales fuimos condenados, y no digo que injustamente porque
reconozco nuestra culpa en la parte que nos tocó actuar, pero si considero
injusto que se nos condene eternamente por defender lo que considerábamos era
correcto, no se puede condenar a alguien que cree luchar por la verdad. Y como
escuche una vez decir a un humano insignificante, pero al cual la historia se
ha encargado de inmortalizar, por pronunciar esas palabras que bastaron para
que el nombre de este romano ambicioso quedara grabado en piedra. ¿Qué es la
verdad? Preguntó este hombre, pero no obtuvo respuesta alguna. Así mismo
pregunto yo, qué es la verdad, alguien puede decirlo, creo que no. Cada cual ve
la verdad según su perspectiva, y he aquí que descubrí lamentablemente que
tenemos algo en común con los humanos, y es el hecho de que cada uno juzga
según su condición, y cada cual cree poseer la verdad, palabra que está
sobrevalorada a mi parecer. Ahora la palabra que desató la guerra no fue esa,
claro está que si tuvo cuota de participación, mas no fue el detonante
principal, la chispa que encendió la llama de la discordia fue la obediencia, y
es que quizás para los humanos esto no signifique mucho, pero para nosotros es
el resumen de toda nuestra existencia.
Para el mundo angelical todo se resume en la
obediencia absoluta a la voluntad de nuestro padre, no importa lo que hagamos,
en nuestra moral el pecado no está sujeto a los actos que realizamos, podemos
matar, destruir, torturar, todo está permitido siempre y cuando lo que hagamos
sea por voluntad del padre celestial, si obedecemos sus ordenes no importa lo
que se nos ordene nos mantendremos en gracia, pero no está permitido que
actuemos por nuestra cuenta, el pensar no forma parte de nuestra naturaleza, o
por lo menos eso creíamos, y eso creen los hermanos que aún conservan su gracia
en el cielo. Y debo decir que a ningún ángel se le ocurrió antes pensar por sí
mismo, esa cualidad debo admitir no sin algo de dolor y vergüenza, no forma
parte del conjunto de gracias que el creador otorgó a los ángeles al momento de
su creación. En resumen el pecado en un ángel tiene un solo nombre, y ese
nombre es desobediencia, pues no fue creado para pensar o para actuar por sí
mismo, fue creado para obedecer, para alabar y cumplir la voluntad de Dios,
nada más. Empero sucede que a veces las cosas no acontecen como deberían, el
plan perfecto tiene errores, y eventualmente un elemento se rebela contra el
sistema, desatando un caos que termina por causar la rebelión en una parte de
los elementos y los arrastra en su decadencia hasta arrancarles su gracia,
sumergiéndolos en la miseria y la condenación eterna.
Es compresible que hasta el momento habrán
inferido que en la época anterior a la guerra éramos considerados las obras
perfectas de la creación, la obra maestra del autor, los hijos preferidos del
padre todopoderoso, todas las criaturas de la creación alababan nuestra belleza,
no existía en el universo seres más hermosos que nosotros, así era en aquel
entonces, y así pensamos que sería siempre, era una idea razonablemente lógica,
que se afianzaba por la existencia de nuestro gran hermano mayor, el supremo,
el hijo predilecto, el más hermoso de todos, el único que tenía el privilegio
de ver el verdadero rostro de Dios, algo que nadie en el cielo podía hacer, y
que es contrario a lo que piensa la mayoría, pues todos creen que los ángeles
podemos ver a Dios directamente, pero no es así, eso era privilegio de uno
sólo, y digo era porque es aquí donde se produjo el punto de inflexión en toda
esta historia, aquí entra el rumor que encendió una llama que acabaría por
cambiar la vida de todos para siempre. Ver el verdadero rostro de Dios, el
máximo privilegio que se ha otorgado en el cielo, único e intransferible. Pero
eso cambiaría pronto, ya que se rumoraba que un nuevo hijo estaba por nacer,
una nueva creación entraría en escena, al principio nadie le dio importancia,
al ver de qué se trataba todos sentimos una amarga decepción debo confesarlo, y
es que por si no lo sabían todos los ángeles fuimos testigos de aquel momento
trágico y denigrante en el que fuimos rebajados al nivel de una criatura que no
vale ni la carne de la que está hecha, formada a partir del polvo, un mono que
habla, no es más que eso. Pero entonces sucedió, Dios tomo ese puñado de tierra
y le otorgo vida, al principio no era más que una masa informe, por lo que
todos presas de la emoción preguntamos a una sola voz qué sería ese nuevo ser,
qué forma tendría, que clase de animal sería, y entonces la voz de Dios retumbó
como un trueno por todo el universo, y dijo, he aquí que les presento mi máxima
obra, en él colocare una parte de mi mismo, y tomo a ese trozo de carne y soplo
a través de él dándole aliento de vida eterna, había dejado en su interior una
parte de sí mismo, era una criatura extraña, diferente a cualquiera que se
existiera en el universo, entonces todos alzamos la voz al mismo tiempo y
dijimos, padre que extraña criatura es esa, pero entonces fue cuando un gran
gemido de horror y espanto se escuchó por todas partes, y ese grito provenía
del ser más bello que jamás ha existido y existirá, el hermoso Lucifer, quien
presa del pánico pronunció las palabras que daría inicio a todo, viendo
directamente al rostro de Dios dijo: padre pero esta criatura que has creado es
igual a ti. Pues como había dicho ningún ángel a excepción de él había visto el
verdadero rostro de Dios, nosotros sólo nos limitábamos a percibir la luz de su
presencia, y es por eso que no reconocíamos a esa criatura que acababa de
nacer, era algo que jamás habíamos visto.
Pero nuestro hermano Lucifer la reconocía
perfectamente, para él esa criatura era igual a Dios. Y entonces Dios le
respondió y le dijo: tienes razón, esta criatura que ves la he creado a mí
imagen y semejanza, es parte de mí pues le he otorgado un alma que no es más
que una pequeña parte de mí mismo, y es por eso que al observarla me reconoces
en él. Pero aguarda le dijo, que mi obra todavía no está completa, falta crear
su complemento y entonces de un trozo de su misma carne creó a un ser igual a
él, para que fuera su compañera y así ninguno estuviera solo. Luego viendo
directamente a nuestro gran hermano Lucifer dijo: escuchen todos ustedes
ángeles del cielo, les presento mi máxima creación, la obra más amada que jamás
haya creado, y ese amor se justifica en que ellos fueron creados a mi imagen, y
dentro de sus cuerpos llevan una parte de mi mismo, es por ello que son
superiores a cualquier criatura que se encuentre aquí, incluyéndolos a ustedes,
así que de ahora en adelante les doy el siguiente mandato, inclínense ante el
hombre y adórenlo, alábenlo como la obra más grande de la creación, cuídenlo y
guárdelo de todo peligro y de todo mal, pues este pequeño y débil ser es parte
de mi mismo, y como tal todas las criaturas deben inclinarse ante él, pues él
los aventaja en superioridad. Y declaro que jamás volveré a crear a ningún ser superior
a él. De ahora en adelante el hombre será mi hijo más amado, nada podrá igualar
el amor que siento por esta pequeña parte de mi mismo. Sin embargo esto no
termina aquí, para hacer la humillación más completa Dios vio al hombre directo
a los ojos y le mostro su verdadero rostro, y le habló diciendo: siéntete feliz
en este día, pues tu mi obra más amada has cobrado vida, de ahora en adelante
no estarás solo, siempre podrás contar conmigo, y para protegerte colocaré un
ángel guardián a tus espaldas, que te vigilará sin descansar de todo mal. No
creo necesario relatar lo que sucedió después entre el hombre y Dios, ya que
eso se encuentra registrado en el libro sagrado que ustedes toman como registro
fiel y exacto de la palabra divina, pero déjenme decirle que ese libro fue
escrito por humanos, y por lo tanto tiene más desaciertos que verdades, pero
eso ya es problema de ustedes, a mi me basta con relatar la parte que no está
escrita. Así que hasta aquí llega mi relato sobre la creación, sólo me falta
contar un último detalle y no es más que
la rebelión que causó la división y posterior guerra en el cielo.
No tengo palabras para describir la confusión que
se creó entre nosotros al presenciar aquella escena, había un ser que estaba
por encima de nosotros, hecho a imagen y semejanza de Dios y que había visto su
verdadero rostro, algo que hasta ahora era un privilegio único de Lucifer,
quien presa de los celos al verse reemplazado por un juguete nuevo se dejó
llevar por la ira, y dejó que el egoísmo nublara su razón, haciendo algo que
estaba negado a los ángeles, incluso para él, el más bello y el más amado de
todos, pensó por sí mismo y cometió el peor de los pecados angelicales,
desobedeció una orden, fue directo hacia Dios y viéndolo fijamente al rostro le
pregunto: tú siempre has dicho que yo soy lo mejor que has creado, que no
existe nada en el universo que pueda igualar a mi belleza, nadie es tan amado
por ti que yo, y ahora nos presentas esta cosa perecedera y putrefacta, que no
se compara con mi grandeza y la de mis hermanos y pretendes que la alabemos
igual que a ti, cómo puedes pedirnos eso. Entonces Dios respondió: Lucifer mi
hermosa creatura, acaso no ves que el hombre está hecho a mi imagen y
semejanza, que dentro de él he colocado una parte de mí, quién más que tu el
privilegiado que puede verme y hablarme directamente para darte cuenta que al
alabar y proteger al hombre es como si lo hicieras a mí. Y en esta parte
Lucifer pronunció las palabras que desatarían todo. Miro fijamente a Dios y le
dijo: padre no puedo. Le dio a espalda y se marcho de la presencia de Dios.
Y
dirigiéndose a todos nosotros hablo de una forma totalmente desconocida hasta
ese momento, se alzó por encima de todos
y dijo: hermanos, hoy hemos sido testigos de la mayor traición, aquel al que
llamamos padre no ha engañado, ha demostrado ser al maestro de las mentiras,
siempre nos dijo que éramos lo mejor de su creación, y ahora ha colocado por
encima de nosotros a esa abominación a la que él llama hombre, y no conforme
con eso nos obliga a adorarlo como a él mismo. Siempre se nos ha dicho que
debemos obedecer sin pensar, y que en la desobediencia está la base de nuestra
condenación, que no existe perdón para aquel que no acate los designios de
Dios, pues hemos sido creados para alabarle y adorarle. Créanme hermanos que
hablo con la verdad al decirles que no hay mayor gozo para mí que el adorar al
Dios supremo, mi ser se regocija al hacer gala de mi belleza frente a él, con
todo el amor que un hijo puede tener por su padre he obedecido sus mandatos sin
la menor resistencia, pero esto que nos pide ahora es una blasfemia, nos pide
adorar a un trozo de carne, nos pide que nos inclinemos ante él y que le
rindamos alabanzas como si de él mismo
se tratara. Y esto mis queridos hermanos, es imposible, no puedo hacerlo, y sé
que ustedes tampoco, al igual que yo se que sienten una profunda decepción por
aquel que decía amarnos sin medida. Pero resultó ser un mentiroso, un falso que
se ahoga en sus propias mentiras. Es por
ello que los invito a no obedecer por una vez, por esta única vez debemos decir
no, y mostrar que somos algo más que sirvientes que son ordenados al antojo de
su amo sin la más mínima compasión. Ya basta, es suficiente, cualquier cosa la
hubiera aceptado, pero esto está más allá de la capacidad de cualquier ser
viviente.
Semejantes palabras pronunciadas por un ángel
eran una blasfemia en su máxima expresión, y es por ello que la mayoría no
prestó mayor atención al arrebato de malcriadez y celos de Lucifer, es cierto
que todos nos encontrábamos confundíos por lo que acabábamos de presenciar, y
que el hecho de adorar al hombre no era de nuestro agrado, pero como dije los
ángeles fuimos creados para obedecer y servir, nada más. Así que todos
ignoramos a Lucifer y nos dirigimos a cumplir el mandato de Dios. Bueno casi
todos, porque una parte de nosotros, la tercera parte para ser exactos sintió
simpatía por su causa, y nos declaramos en desobediencia hacia Dios, ya que era
imposible ignorar a un ser tan hermoso como nuestro hermano, el irradiaba luz y
gracia en una forma que ninguno de nosotros podría lograr. Por lo que decidimos
seguirlo sin importar las consecuencias, nuestra naturaleza de obedecer sin
pensar jugó en nuestra contra llevándonos a iniciar una rebelión que terminó en
una guerra que desgarró el cielo. Una tercera parte de los ángeles se declaró
en contra de una orden de Dios, una negación a un acto que era considerado la
humillación absoluta, lo que justificaba nuestra causa, haciéndonos pelear en
nombre de la verdad, y si para ello debíamos enfrentarnos a nuestros hermanos
hasta hacerlos entrar en razón, lo haríamos sin importar las consecuencias. Ese
fue el error en la estrategia de Lucifer, olvidó que la obediencia es la base
de todo, que convencer a un ángel de no acatar una orden de Dios es como
pedirle que se niegue a sí mismo. Así fue como todo se revirtió en nuestra
contra, y pasamos de ser las victimas humilladas, a ser los enemigos de Dios,
los seguidores de la serpiente seductora que con sus mentiras barrió la tercera
parte de las estrellas del cielo. Lucifer contaba con convencer al segundo
ángel más poderoso que hay, el ejecutor de más fiel a las órdenes de Dios, el
obediente y leal Miguel. Pero no fue así, Miguel permaneció fiel en su
obediencia a Dios, liderando al resto de los ángeles se enfrentó a Lucifer y a
sus seguidores, entre los cuales me encontraba yo para mi propia desgracia y
condenación. Pero la esperanza estaba de nuestra parte, ni siquiera Miguel era
rival para Lucifer, pero intervino Dios
y despojó a Lucifer y a todos nosotros de nuestra gracia, nos dejó indefensos y
fuimos expulsados del cielo, cayendo en el abismo, condenados al exilio eterno.
Aquí concluye todo, Miguel quedó como el héroe por toda la eternidad, y
nosotros como los caídos sin gracias seguidores de la serpiente seductora y
mentirosa.
Ahora que ya he dicho todo lo que tenía que
decir, y que ya está aclarado como terminé vagando por la tierra como un perro
sin amo. Me permito mencionar un último aspecto que considero no puede pasar
desapercibido, pues considero que no han sido justos con nosotros, no es que
pretenda decir que no hemos cometido falta alguna, porque estoy consciente de
que hicimos lo que hicimos y no lo podemos cambiar, además para nadie es un
secreto que fuimos engañados por Lucifer, el nunca quiso luchar por la causa de
los ángeles, eso era pura mentira de su parte, a él jamás le ha importado lo
que pase con nosotros, sólo se interesa por su propio bienestar, y todo este
asunto de su rebelión no fue más que un ataque de celos de alguien que no
soportó que había un nuevo elemento que lo había suplantado, relegándolo a un
segundo lugar. Simplemente nos utilizó para satisfacer su ego, en un intento de
destruir al hombre y retomar su lugar de preferido. Sin embargo decir que actué
bajo engaño no me redime de mis actos, y es aquí donde entra la palabra que me
ha estado torturando desde que caí en desgracia. Porque no es posible que el
hombre tenga tantos privilegios, y nosotros no tengamos ni la más mínima
oportunidad de perdón. Lo digo por lo siguiente, si un ángel comete una ofensa
hacia Dios este enseguida es despojado de su gracia y condenado por toda la
eternidad, en cambio el hombre puede cometer cualquier tipo de ofensas y
siempre tiene la oportunidad de alcanzar la redención, el perdón siempre está
esperando al pecador que se ha desviado del buen camino.
Esto no parece justo desde ninguna óptica, no es
posible que humanos tengan todo y a nosotros no nos hayan dejado nada. Mientras
para uno la desobediencia es la base de su perdición sin oportunidad de
redimirse, para el otro todo es la base de su perdición, pero siempre tiene la
oportunidad de arrepentirse y alcanzar el perdón y la salvación eterna. Aquí es
donde de nuevo se pone de manifiesto el conflicto original, que no es otro que
esa preferencia desmedida por parte de la divinidad por esa aberración de la
naturaleza hecha de polvo. Mas la ironía no termina aquí, desde que el hombre
fue expulsado del paraíso se ha acusado a Lucifer y a sus ángeles de ser el
origen de todos los pecados, y no es que esté defendiendo a ese saco de
mentiras que es mi hermano, pero es incomprensible creer que después de ser
arrojados del cielo y de ser despojados de nuestra gloria por no inclinarnos
ante el hombre, pretendan que ahora no hagamos nada por destruirlo. Para
nosotros no existe una segunda oportunidad, no hay momento de alcanzar la
redención, sólo nos espera la condenación eterna. Entonces que pretenden que
nos quedemos quietos observando como el hombre hace lo que le da la gana.
Porque ese es otro tema del que no he hablado, a nosotros se nos obliga a
seguir ordenes sin pensar, en cambio el hombre tiene libre albedrio, puede
hacer lo que se le antoje, puede ofender a Dios y luego puede arrepentirse,
lamentar lo que hizo, y Dios en su eterna misericordia le perdona todo y lo
trata como si fuera el mayor de los tesoros del cielo. Ahora después de
escuchar esto pretenden que no sigamos en nuestro empeño de destruir al mundo,
que no entienden que a nosotros ya no nos queda nada, perdimos todo lo que
teníamos y no volveremos a recuperarlo. Estaremos en la oscuridad por siempre y
no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Es por eso que dedicamos cada
esfuerzo de nuestra vida en hacer que el hombre se desvíe de su camino y se acerque a nosotros, hasta
caer en las manos de Lucifer, que no anhela otra cosa que no sea su total
destrucción. Pero ni siquiera en esto tenemos la oportunidad de obrar
tranquilos, Dios siempre envía a sus ángeles a limitar nuestra influencia en el
mundo, dificultando y haciendo más lento nuestro trabajo. Empero la ventaja de
tener vida eterna así sea una vida de oscuridad, es que posees el divino don de
la paciencia, ocultos esperamos, ya sea como la sombra que camina bajos sus
pies, la cara que los ve al otro lado del espejo, o la oscuridad que susurra con
perversidad en sus oídos mientras duermen, porque se acerca el día que los caídos nos
levantaremos de nuevo y tomaremos nuestra venganza, y el hombre será reducido a
lo que siempre ha sido y deberá ser, polvo en el viento y nada más.
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